Historias person Por: Maria del Carmen Contreras

El eterno camino de un reloj que no marcaba la hora

El eterno camino de un reloj que no marcaba la hora

Era un día soleado cuando Clara decidió que era hora de llevar su querido reloj al servicio técnico. Había sido un regalo de su abuelo y, aunque había funcionado perfectamente durante años, había comenzado a atrasarse. Con un suspiro de nostalgia, lo entregó en la tienda, confiando en que pronto volvería a su muñeca, marcando el tiempo con precisión.


Sin embargo, el destino tenía otros planes. Al llegar el mes de agosto, el servicio técnico se sumió en un caos. Las vacaciones de verano habían dejado al equipo reducido y, entre risas y charlas sobre playas y cócteles, el reloj de Clara quedó olvidado en un rincón. Pasaron las semanas y, mientras Clara miraba su muñeca vacía, el reloj permanecía en un limbo de desorganización.

Finalmente, después de dos meses de espera,

Clara recibió una llamada. "Su reloj está listo", dijeron con entusiasmo. Pero al llegar a la tienda, su corazón se hundió al ver que no era su reloj el que le entregaban, sino un modelo completamente diferente. "Lo sentimos, hubo un error", explicó el empleado, mientras Clara intentaba procesar la confusión. Desconcertada, Clara se sentó en una silla, sintiendo que la paciencia se le escapaba. El reloj que le habían entregado era bonito, pero no era el que había llevado con tanto cariño. Después de más discusiones y un par de días de espera, la casa decidió que, para evitar que Clara se molestara aún más, le regalarían el nuevo modelo, a pesar de que el golpe que había sufrido no entraba en la garantía.

Cuando Clara recibió el nuevo reloj

, una mezcla de emociones la invadió. Por un lado, estaba agradecida por el gesto, pero por otro, sentía que nunca podría reemplazar el vínculo que tenía con el antiguo. Sin embargo, al ponerlo en su muñeca, se dio cuenta de que cada tic-tac era una nueva oportunidad. Quizás, pensó, este reloj podría convertirse en un nuevo símbolo de los recuerdos que aún atesoraba. Así, con el nuevo reloj brillando en su muñeca, Clara decidió que, aunque el pasado no podía volver, siempre habría espacio para nuevas historias y momentos que contar. Y mientras el reloj marcaba el tiempo, ella sonrió, lista para abrazar lo que vendría.

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